EL
PERÍODO DE ADAPTACIÓN
Texto
extraído de
: http://personal.telefonica.terra.es/web/iremara/index.html
Autora:
Mª Carmen Arenas Fonollosa
El
periodo de adaptación es el proceso por el cual el niño va formando
y preparando, desde el punto de vista de los sentimientos, la
aceptación de un medio nuevo, la escuela.
Este
período y la forma de resolverlo será muy importante en el proceso
de socialización del niño y su actitud hacia la escolaridad y el
aprendizaje.
La
adaptación del niño a la Escuela Infantil supone un gran esfuerzo,
ya que debe aceptar la nueva realidad que se le presenta, una
realidad que le es totalmente desconocida.
El
niño vive con una gran ansiedad el momento de la separación de su
familia, es una separación no sólo física, también mental. Se
siente menos protegido y seguro, se siente solo, abandonado, con
miedo; entender esta vivencia y comprenderla es fundamental para
poder valorar la respuesta del niño ante la escuela, sus lloros, su
pasividad y su temor son respuestas lógicas ante el nuevo reto que
debe afrontar. Los adultos, tanto padres como profesores deben
dirigir este proceso para que el niño lo supere sin traumas.
Por
tanto, la entrada en la Escuela Infantil supone un cambio importante,
implica una salida del medio familiar en el que se encuentra seguro y
protegido, en el que además tiene un papel o rol determinado: siendo
el pequeño, el mayor, el tranquilo, ...a un medio mucho más amplio
que es la escuela, en el que las relaciones son distintas y que para
él se presenta como algo desconocido
Por
tanto, se trata de que en este período se adapte fundamentalmente a
*
El espacio: conozca el centro y sus dependencias, el aula y sus
materiales.
*
Los adultos: distintos de sus padres, abuelos, amigos,...
*
La separación de la familia y su aceptación
Esto
implica tiempo y procuraremos adaptarnos a los ritmos personales de
cada niño. Es un proceso que cada niño tiene que realizar por sí
mismo.
Los
niños comienzan la escuela con diferentes grados de madurez social y
emocional.
Aceptar
que debe compartir al adulto, que deja de ser el centro de atención
y que debe relacionarse con otros niños y ajustarse a unos cambios
espaciales y horarios es un proceso que le hace madurar, pero que al
mismo tiempo le puede resultar doloroso.
Es
muy importante, por tanto, adoptar una actitud que favorezca y
facilite esta adaptación. Los espacios y materiales, los tiempos y
las actividades a realizar durante este periodo deberán estar
cuidadosamente estudiados para facilitar este proceso en todos y cada
uno de los alumnos. La incorporación progresiva de los alumnos en
pequeños grupos minimiza el esfuerzo de adaptación en los niños y
facilita la tarea del educador.
La
adaptación no es sinónimo de llorar o no llorar. Cada niño muestra
su adaptación o inadaptación de distintas maneras.
Nosotros,
padres y profesores, facilitaremos o entorpeceremos, pero es él
o ella quien debe resolverlo y si forzamos su ritmo natural lo normal
será una actitud de rechazo y miedo a lo desconocido.
Hablamos
de separación mutua: familia y niño. No solo se adapta el niño,
los padres también. Para ellos también es un cambio, no solo de
rutinas, también mental. Deben aceptar que su hijo crece y deja de
ser un bebé. Muchos padres inconscientemente siguen tratando a los
niños como bebés mucho más tiempo del adecuado. Este
comportamiento entorpece la evolución de sus hijos, que perciben de
los padres esta actitud y responden con sus conductas en
consecuencia. Por otra parte, los temores, angustias, las
expectativas y confianza con respecto al Colegio van a ser
transmitidas y captadas por el niño. Si los padres viven con
dificultad este momento, el niño lo vivirá con ansiedad sintiendo
la escuela como algo peligroso e inseguro.
Con
nuestra tranquilidad y apoyo ayudaremos al niño a afrontar la
situación.
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